sábado, 17 de agosto de 2013

¿ ERES MALO ESTUDIANDO ?


1. No basta con ser inteligente

Hay personas bastante inteligentes que apenas necesitan estudiar, así como otras para quienes estudiar no es lo suyo. Sin embargo lo normal es tener una inteligencia media y por lo tanto los buenos resultados solo se obtienen con una motivación adecuada que facilite el esfuerzo de estudiar. Sin voluntad de estudiar, no hay nada que hacer... y los motivos que se tengan para estudiar son decisivos.

2. Encuentre un motivo para estudiar

Aunque hay muchísimas otras cosas que son más divertidas, estudiar es un deber inaplazable. En los años escolares nos estamos jugando el futuro pues en esta corta época decidimos lo que vamos a ser el resto de la vida.

Se debe tener un motivo para estudiar. Y ese motivo ha de salir de uno mismo. Los premios y los castigos pueden ser eficaces, pero a la larga no son lo decisivo.


3. Adopte su propia técnica de estudio

De algunas personas se dice: "este chico no sabe estudiar". Hay maneras de aprender a hacerlo, muchos libros, páginas web, la ayuda de un profesor, de los padres. Pero en el fondo, todo es sentido común. A estudiar se aprende estudiando y cada quien verá cuáles son los sistemas que le van mejor.

4. Siéntase cómodo y concéntrese

Para estudiar eficientemente se necesita un lugar de estudio tranquilo, donde todo esté a mano, con una silla cómoda y luz suficiente. No se engañe, con música no se puede estudiar: puede dibujar o copiar, pero no memorizar ni concentrarse. No se levante a cada momento y persevere sentado al menos 45 minutos. Luego descanse 5 a 10 para poder continuar.


5. Horario y planeación

También se debe tener un horario. No tiene por qué ser rígido, ha de ser flexible pero lo normal en secundaria es que se gaste entre media hora y una hora para hacer las tareas y tres cuartos o una hora para estudiar. 

Si entre lunes y viernes no ha dedicado 10 a 12 horas de estudio, el fin de semana hay que recuperar. Deje, si puede, para el fin de semana las tareas que le lleven más tiempo: Una lámina de dibujo, un trabajo para una asignatura. Es una lástima que pase el tiempo haciendo como que está estudiando cuando su cabeza está muy lejos. No sueñe despierto. Aproveche el tiempo y luego, podrá hacer muchas otras actividades.



6. Aprovechar las clases ahorra    tiempo

Es una tontería perder el tiempo en clase. Si aprovecha ese rato, tendrá mucho adelantado. Si, por alguna razón, le dejan tiempo libre de estudio, adelante tareas. 
Puede que el profesor siga el libro: en ese caso tome notas de lo que dice, de aquello en lo que insiste. Si da apuntes, siga atento y tome nota en todo lo que pueda, con sentido común. Subraye aquello que repita, pues es lo que considera básico.



7. Memorizar pero entendiendo el contenido

En la mayoría de las asignaturas hay que memorizar los contenidos de las lecciones. No intente aprenderse algo que no entiende; por eso es tan importante lo del punto anterior.

Cada persona tiene su propio sistema para fijar en la memoria las lecciones: leerlo en voz alta, repasarlo varias veces e intentar repetirlo sin mirar el texto... lo importante es que tenga en cuenta que no se sabes un tema si no es capaz de explicarlo. Y es muy conveniente que estudie cada día lo explicado en clase. Es mejor aprender un texto corto que enfrentarse a un montón de páginas cuando lleguen las épocas de evaluaciones.



8. Los exámenes: comience por lo más fácil


“Ya estudiaré cuando llegue el examen”… Este es un enorme error. Si estudia cada día, cuando llegue el momento del examen sólo tiene que repasar conocimientos ya adquiridos, recordar lo que ya se sabe. Si lo deja todo para el final, acabará con la cabeza llena de fórmulas, definiciones, fechas, etc. un caos.
Los exámenes son de distintos tipos: hay que preparar cada uno de modo diferente. Auto examinarse da buen resultado. 


Duerma bien la noche anterior al examen y ni se le ocurra tomar ninguna pastilla - lo pagará muy caro -. Así evitará el nerviosismo y el cansancio. Lea detenidamente las preguntas antes de lanzarse a responder. Si es posible, responda primero las preguntas más fáciles y deje para el final las que no se sabe bien. Esto es especialmente importante en problemas de matemáticas, física, traducciones... Muchas veces se gasta todo el tiempo de que se dispone en hacer un problema y se deja el resto en blanco.
Antes de entregar el examen revise cuidadosamente las respuestas. No se precipite en entregarlo: use todo el tiempo de que disponga.


9. Ayudas para resolver problemas

Aunque es difícil dar una regla común, en matemáticas, física y química muchas pruebas incluyen problemas: a partir de unos datos tiene que hallar otros, mediante una fórmula o varias.
En primer lugar elija la fórmula adecuada, luego sustituya las variables por los valores que le den (¡Las unidades!) y le quedarán una o varias incógnitas para despejar. Hágalo con sumo cuidado: es muy probable que pidan los resultados exactos, y no bastará con que la solución esté bien planteada.



10. Y lo más importante






Esfuércese al máximo dentro de sus capacidades, el único secreto del éxito académico es no dejarse desanimar ante las adversidades que se presentan dentro del mundo esolar y universitario. 








¿Cuántas veces has dejado tu tarea para el fin de semana?; ¿Te ha pasado que llegas al domingo por la tarde y aún tienes todos los deberes escolares pendientes? Si a estas preguntas has respondido positivamente, seguramente te ha faltado una correcta planificación de tus horas de estudio. A menudo no basta solamente con la voluntad de estudiar: hay que crear hábito.

La autodisciplina es quizá uno de los logros más significativos en la formación académica y sin duda se compensa al obtener un rendimiento óptimo en el colegio o la universidad. Muchos alumnos muy capaces terminan con bajo rendimiento escolar ante su desorganización, mientras que otros menos dotados han obtenido éxito porque tienen disciplina y planifican su estudio.

Para organizar un horario de estudios, es preciso adaptarlo a las circunstancias personales pues de nada sirve un plan estricto, si es imposible de cumplir. No obstante, la frecuencia recomendada es la siguiente:

4 a 6 años 15-30 minutos/día 3 ó 4 días/semana 

7 a 12 años 1-2 horas/día 5 días/semana

13 a 18 años 2-3 horas/día 5 ó 6 días/semana


Necesitas cinco minutos cada día para planificarte. Cuanto más atareado estés, más necesitas organizarte. No te dejes atropellar por la improvisación de hacer lo más inmediato. Date la satisfacción de saber por dónde vas y de cumplir lo que habías previsto para cada día.

No empieces nunca por lo fácil con la excusa de ir entrando en materia poco apoco. Valdría si hubiera mucho tiempo por delante, pero generalmente no lo hay. Comienza por lo más importante; si no lo haces así, te perturbará la ansiedad de saber que aún tienes pendiente aquella tarea y el nerviosismo te hará aumentar la sensación de impotencia.

Lleva siempre encima una agenda en la que puedas anotar una idea antes de que se te olviden datos que sea necesario recordar.

Conserva pocos papeles. Tira todos los que hayas usado y no sean imprescindibles. Archiva con un método claro todo lo que decidas conservar. Hay quienes pierden más de la mitad del tiempo de estudio en buscar informaciones entre fotocopias y cuadernos.

No comiences nunca a hacer una cosa si no confías seriamente en que puedes realizarla. Cuando se produce un fracaso y no se completa una tarea, se produce una insatisfacción y uno sentimiento de culpabilidad que lleva a perder cantidad de tiempo. Es mejor pedir ayuda cuando sientes que lo necesitas.

Antes de ponerte a estudiar prepara todas las cosas que preveas necesarias. Es conveniente cortar a tiempo las posibilidades de fuga. Quien mucho se levanta, poco interés tiene.

Aprovecha en lo posible tus mejores momentos. ¿Eres de los madrugadores? ¿O prefieres las tardes? Estudia en tus momentos altos de energía. El descanso y la diversión exigen menos concentración.

Busca sitios adecuados donde poder estudiar sin que haya demasiado ruido. Si es necesario, recurre a otras posibilidades fuera de casa: bibliotecas públicas, etc. La concentración es imprescindible.

Con el estómago lleno es difícil de conseguir esta concentración: busca tiempos más oportunos.

Procura trabajar en una mesa en la que sólo tengas las cosas que necesites para el estudio; evita en lo posible el riesgo de distraerte.

Empieza a estudiar con un vistazo general de los temas. Esto ayuda a concentrar la atención y a despertar el subconsciente. Tener un marco de referencia general te ayudará a comprender mejor los pasos de un proceso.

Reserva algún tiempo del día para resolver las cosas triviales, pero necesarias. Evita la sensación de estar pendiente de terminar algo que se ha quedado a medias. Esta sensación es frustrante y quita concentración.

Cuando lo necesites, descansa, relájate, oye música. No esperes a que el cansancio se convierta en agotamiento, pero tampoco diversifiques los objetivos de tu atención haciendo varias cosas a la vez, como estudiar y oír música; las dos cosas a la vez no suelen funcionar bien.

Ponte cómodo para estudiar, postura relajada, ropa floja y cómoda, buena luz.

Pide ayuda cuando la necesites porque no consigues resolver una cuestión. Remite tus dudas al profesor, en clase, pero no dejes pasar un tiempo excesivo para aclararlas. Muchas veces basta con una consulta a tu compañero, pero cuando haga falta hay que recurrir al profesor, con quien siempre hay que mantener una relación personal que facilite estas
consultas.


AUTONOMIA
(Tú te lo guisas, tú te lo comes): Puedes pedir ayuda para organizarte., pero el que debe decidir y después cumplir eres tú.

REGULARIDAD
(Coge el ritmo): Dedicar diariamente al estudio alrededor de tres horas es más eficaz darse grandes palizas de vez en cuando.

DOSIFICACIÓN
(No te quemes las neuronas): Por cada hora dedicada a estudiar, debes descansar diez minutos, aunque no te sientas cansado.

EXCLUSIVIDAD
(Situarte en paradero desconocido): Durante el tiempo de trabajo evita lo que te pueda distraer. Aplaza para el tiempo libre cualquier otra cosa. Que nadie te moleste; eres un profesional.

PRIORIDAD
(Dales lo que se merecen): Asigna a cada área el tiempo de forma proporcional a su dificultad.

ORDENACIÓN
(Ponlos en su sitio): Empieza a trabajar por las áreas que consideres de dificultad media. Sigue con las difíciles y acaba por las fáciles. Los científicos aseguran que es lo más práctico.

AGENDA
(Déjalo todo escrito): Hazte con una agenda, que te acompañe a todas partes. Escribe en ella tus proyectos y todo lo que tienes que hacer. Tu agenda será tu jefa: ella te indicará siempre qué tienes que realizar. Úsala con exigencia.


Hay una serie de técnicas relacionadas con el modo de seleccionar y organizar los contenidos de tus tareas que te ayudarán a ser más eficiente.

El subrayado

El objetivo del subrayado es destacar las ideas esenciales de un texto y por lo tanto, al leer únicamente lo subrayado se puede recordar su contenido. Está demostrado que la memoria se fija y recuerda más y mejor aquellas cosas que se resaltan.

El fundamento de esta técnica consiste en resaltar de otro color (se recomiendan colores vivos como el rojo o verde o los colores fluorescentes, aunque cansan más) las frases más relevantes, así como sustantivos, verbos, adjetivos, fechas, nombres propios, etc.

Para subrayar no se recomiendan más de dos colores y también se puede sustituir la "raya" por recuadros o corchetes para señalar párrafos enteros o frases que consideremos de capital importancia.

También acostúmbrate a escribir notas a los márgenes, en aquellos momentos en que no te queden claras algunas ideas o para completar con otros datos. Estas notas luego son muy beneficiosas ya que facilitan la comprensión y amplían conocimientos.


Cómo tomar apuntes

Se dice que el saber tomar apuntes estimula a los estudiantes así como dirige y canaliza nuestro aprendizaje.

Una buena idea para facilitar la toma de apuntes es que sepamos de qué va el tema que nos van a exponer. Por eso, si es posible, sería conveniente echarle un vistazo al tema el día anterior para saber por donde irán las cosas.

Por otra parte, tu actitud ante el profesor y el tema deberá ser positiva. No tengas prejuicios y no te dejes llevar por los estados de ánimo, ni por las simpatías o antipatías. Concéntrate en lo que haces. Controla tu atención. No divagues.


Los esquemas y los cuadros sinópticos.

El esquema es una técnica que tenemos muy olvidada pero que da mucho resultado. No es una técnica sencilla ya que depende directamente de como se haya realizado el subrayado y la lectura.

Un esquema debe presentar las ideas centrales del texto, destacadas con claridad. Presenta de forma sencilla y lógica la estructura del texto. Debe tener una presentación limpia y clara. En el esquema se destacan los puntos principales del texto y los subapartados que consideres de interés. Se utilizan signos para destacar ideas, subrayado, las mayúsculas y minúsculas, colores y distintos tipos de letras. Escríbelo en términos concisos.

Para trabajar el esquema parte de la lectura analítica de un texto y de su posterior subrayado. Ve separando cada contenido por puntos, rayas y subrayados. Mira si lo que has escrito expresa la idea completa del texto sin dejar datos fundamentales. Puedes utilizar las mayúsculas para señalar los apartados fundamentales y las minúsculas para los elementos de importancia que hay en ellos.

El esquema es como un resumen pero más esquematizado, sencillo y claro. Con un solo golpe de visto podemos percatarnos de la información que contiene el texto estudiado.


El resumen

Es una de las actividades más importantes y claves dentro del estudio. La puedes realizar después de tener hecho el subrayado y luego de haber estudiado el tema, lección o texto. Tienes que intentar hacerlo sin volver a mirar lo que has leído, y si lo haces, lo menos posible.

El resumen debe ser breve pero completo, con las ideas fundamentales y utilizando tu propio vocabulario y modo de estructuración de las oraciones. Redactado en forma personal. Tienes que utilizar partículas de enlace entre los distintos párrafos que produzcan la hilazón lógica entre los mismos.

Es evidente que un buen resumen depende mucho de la comprensión del texto y de las veces que lo hayas leído (son recomendables tres lecturas: una rápida, otra lenta con subrayado y otra más lenta con memorización y análisis).

No vuelvas nunca sobre lo ya leído antes de terminar un párrafo completo. Tampoco vocalices las palabras mientras las lees, ni sigas las frases con el dedo o con un lápiz.

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